viernes, 1 de octubre de 2010

Editorial: El fin de la privacidad



Los temas electorales, en el Perú y en el mundo, suelen ser coyunturales. Los candidatos a cualquier puesto público de todo el mundo suelen concitar el interés de los electores en época de campaña, para luego convertirse en caricaturas rutinarias.


Actualmente, se vive en el Perú cierta espectativa (exagerada, como siempre) respecto a la elección del Alcalde (o Alcaldesa) de Lima Metropolitana. Y el suceso más destacado por la prensa fue la propalación de un audio (ilícitamente obtenido, por que se trataba de una conversación privada), en el cual una candidata expresaba ciertas opiniones respecto al proceso electoral.


Lo que viene a recordarnos que, a pasos agigantados, estamos acercándonos al fin de la vida privada.


No es solo en el Facebook o en el Twitter donde hemos comenzado a vivir de manera expuesta. Anteriormente, la posibilidad de ser fotografiado, grabado o filmado sin nuestro consentimiento era mas bien escasa. Pero en una era de celulares y otros artilugios que incorporan dispositivos cuasi microscópicos para registrar imágenes y sonido, lo raro es no ser objeto de una grabación indeseada. Quien sabe si en estos momentos en los que redacto el presente editorial, algún simpático hacker está volcando el contenido en algún dispositivo de registro digital. Podría conseguir un firewall o trabajar sin conexión, pero ¿por cuánto tiempo soportamos estar desconectados los ciudadanos del siglo XXI? Y en la medida que estamos conectados, somos susceptibles de ser registrados. Así funciona el mundo ahora.


¿Qué ideas han podido formarse en el campo de la ciencia ficción? No se llegó a lo imaginado por George Orwell en 1984, con una entidad centralizada monitoreando constantemente a los ciudadanos. Y nos falta la madurez y limpieza mental para vivir a la manera de los Jinetes de la antorcha de Norman Spinrad, donde la constante intercomunicación convierte a la humanidad en algo único y esplendente.


Mas bien, estamos en un punto intermedio, similar al mundo de Las estrellas mi destino de Alfred Bester. En dicha novela, la humanidad, dispersada por el universo, ha desarrollado la habilidad de teletransportarse a cualquier lugar que desee con la sola fuerza del pensamiento (jauntear, lo llaman). En vista de que cualquier persona puede aparecerse en cualquier momento y circunstancia, las costumbres sufren un evidente retroceso: se vive dentro del puritanismo y recato más estrictos. Pero ni así se evitan los crímenes.


Entonces, en adelante, tendremos que cuidar qué decimos, cómo nos vestimos y qué elegimos por que todo lo que hagamos será susceptible de ser registrado sin nuestro consentimiento, y encima, no habrá cómo ni a quien reclamar. Ya hemos visto que a muy poca gente le importa lo ilícito (e indecente, por decir lo menos) de grabar una conversación privada. Ni siquiera se ha parado en mientes en la trascendencia del contenido del diálogo en cuestión: tal parece que los culpables son quienes han sido objeto de una invasión de su privacidad, en lugar de los invasores, delincuentes por demás despreciables.


Tal parece que nuestra existencia se manejará según uno de los criterios de búsqueda establecidos por el Google:




Utilizar el filtro estricto (filtra tanto texto explícito como imágenes explícitas)





Daniel Salvo (octubre de 2010)

2 comentarios:

  1. Afortunadamente, todavía queda algo de cordura entre los encargados por velar por los intereses ciudadanos. En España, una televisión ha tenido que pagar una considerable indemnización (90.000 euros, si no me equivoco, unos 340.000 soles) por emitir imágenes de carácter íntimo y personal tomadas desde fuera del domicilio de la afectada. Nada impide que lo vuelvan a hacer, pero ya saben que les puede pasar. El problema es, como dices, cuando no hay nadie a quien reclamar ni existe la posibilidad de eliminar ese contenido "inapropiado".

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  2. Las cosas se pusieron peor: la oposición contrató a un experto en lectura de labios (de la Asociación Nacional de Sordos, o algo así), para luego propalar lo que "realmente" decía la otra candidata durante los descansos en un debate (http://connuestroperu.com/index.php?option=com_content&task=view&id=13011&Itemid=32.)
    A este paso, un día habrá cámaras ocultas en los W.C., para interpretar qué dicen nuestros esfínteres.

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